E indicar una
similitud de
caracteres entre tú y ella.
Tú y yo
somos piezas de un mismo puzzle.
Yo: ¿Sabes por
qué tenemos la sensación de que nos conocemos desde hace más tiempo del que en
realidad ha pasado o transcurrido?
Ella: No,
¿por...?
Yo: Bueno, yo
tengo una teoría. ¿Te la cuento?
Ella: Claro…
Yo: Es porque tú
y yo somos piezas de un mismo puzzle.
¿Sabes de esos puzzles de 5.000 piezas que forman un
paisaje?
Ella:
Sí.
Yo: Pues hace
mucho tiempo, tanto que ya ni siquiera nos acordamos, tú y yo éramos dos piezas
contiguas de unos de esos puzzles. Formábamos parte de la hoja de un árbol.
"No más esperar, encuentra el amor y la pasión en nuestra plataforma de citas."
Entonces, alguien con muy mala leche, deshizo el puzzle… y
nos separó.
Desde ese momento, tú y yo hemos
estado vagando cada uno por su lado… Hasta el otro día…
El otro día, cuando nos vimos por primera vez,
instintivamente nos reconocimos y supimos que estábamos frente a esa pieza del
puzzle a la que habíamos estado unidos tiempo atrás.
Por eso, tenemos esa nada frecuente sensación de que nos
conocemos desde hace años. Es porque, en realidad, nos conocemos desde hace
años.
¿Qué te parece mi teoría?
Ella: je, je... Muy bonita.
Con igual éxito, puedes utilizar estas otras frases de
naturaleza similar:
Estamos
hechos del mismo barro.
Somos animales de la misma especie.
Estamos en el mismo bando.
Estamos cortados por un mismo patrón.
"Déjanos ayudarte a encontrar el amor y la felicidad que mereces."
Te aconsejo que crees una historia interesante para
provocar un diálogo sugerente en torno a cada una ellas, tal y como el del
ejemplo que te he mostrado al principio.
Una vez que los hayas puesto a punto, memoriza el que más
te guste de todos, y empléalo siempre que se te presente la prometedora
oportunidad de reforzar esa clase de vínculo, sí de esas uniones que se viven
con una intensidad que resulta exagerada cuando se atiende únicamente al
criterio del tiempo que hace que os conocíais.
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